Investigadores españoles hallaron, por primera vez, una forma de categorizar a los pacientes con cáncer de mama triple negativo
Manejar biomarcadores que permitan conocer las posibilidades que tienen de curarse definitivamente o recaer en el tratamiento del cáncer, es una posibilidad que por primera vez se encuentra abierta para los pacientes con cáncer de mama triple negativo, la modalidad menos común pero también más agresiva de esta patología mamaria.
Científicos del Centro Nacional de Investigaciones Ocológicas (CNIO), de España, publicaron un compendio de indicadores que permiten por primera vez clasificar a estos pacientes entre quienes podrían curarse y quienes no. Además, el estudio identifica nuevas dianas farmacológicas, con tratamientos donde podría resultar efectiva la combinación de fármacos ya existentes.
La investigación fue publicada en la revista especializada Nature. Entre sus conclusiones está que la presencia de seis proteínas quinasas es clave en la identificación de los pacientes con tendencia a recaer. El hallazgo representa un paso sustancial en la comprensión y el tratamiento de esta variedad del cáncer de mama, por lo que los autores han descrito a su trabajo como una “prometedora actividad antitumoral”.
El oncólogo Miguel Ángel Quintela, director de la Unidad de Investigación Clínica de Cáncer de Mama del CNIO y autor principal del trabajo, declaró a la agencia española SINC que “hasta ahora no ha sido posible establecer una relación entre la presencia de determinadas mutaciones en cáncer de mama triple negativo y un pronóstico, o la respuesta a fármacos. Nosotros demostramos por primera vez que la proteómica puede ser usada para predecir la evolución del cáncer de mama triple negativo, y para seleccionar combinaciones de parejas de fármacos candidatos a ensayos clínicos”.
Según se detalla en los resultados del estudio,el estado funcional de las seis proteínas quinasas ofrece señas para la predicción de la evolución del cáncer de mama triple negativo. Además, los miembros de este equipo alcanzaron la manera de traducir los patrones de activación de las quinasas a indicadores de inmunohistoquímica, que pueden analizarse fácilmente en los laboratorios de los hospitales, con la finalidad de que pueda desarrollarse a futuro una prueba clínica para evaluar el perfil genético de este tumor (como ya se realiza con otras variedades más frecuentes).
El proceso
Para llegar a estas conclusiones, los investigadores debieron buscar soluciones alternativas a la complejidad de este tipo de cáncer. Según detallaron en Nature, “si bien los estudios basados en la genética han proporcionado un conocimiento sin precedentes acerca del cáncer de mama y sus subtipos, en el cáncer de mama triple negativo esta novedosa información ha revelado una gran heterogeneidad que ha impedido, hasta ahora, definir factores pronósticos o predictivos. Esto hace que la quimioterapia convencional siga siendo la principal opción terapéutica en el cáncer de mama triple negativo”.
Ante esa realidad, decidieron centrarse en otro factor más controlable, con lo que empezaron a buscar indicadores no en los genes implicados en el cáncer sino en las proteínas cuya síntesis ordenan esos genes. En efecto, después de trabajar con más de 2 millones de marcas bioquímicas extraídas de tumores de 34 pacientes, detectaron una combinación precisa que solo se da en los pacientes que recaen: seis quinasas que activan el proteoma en las pacientes.
Los resultados fueron comprobados con otro grupo de 170 personas y, según precisaron, la sola presencia de alguna de esas quinasas bastaba para que el riesgo de recaída se multiplicara por diez, mientras que 95% de quienes no la tenían lograron continuar sin recaídas durante los doce años del estudio.
Sobre las posibilidades de tratamiento, la agencia SINC recoge que “15 combinaciones en diez modelos diferentes –150 situaciones– lograron un efecto terapéutico superior al de la suma de los efectos terapéuticos de cada fármaco por separado en el 99,3% de los casos“.
Actualmente los investigadores se enfocarán en “validar estos marcadores en otros estados de su enfermedad, estandarizar las determinaciones de las quinasas a modo de test diagnóstico y en organizar ensayos clínicos utilizando las combinaciones terapéuticas descritas en este trabajo en pacientes con enfermedad avanzada”, concluyó Quintela.
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