Estos encuentros fortalecieron el vínculo, la unión y la empatía entre padres y el personal de la salud.
Mi nombre es Elena Yacquet y soy licenciada en Enfermería y Psicóloga Social. El siguiente informe se llevó a cabo en el Hospital Profesor Alejandro Posadas, en el sector de Neonatología 1“A”, y trata sobre la contención emocional en el servicio de neonatología.
Durante un período consecutivo de 9 meses (desde agosto del 2013 hasta abril del 2014), realicé una reunión semanal cada miércoles, en la cual reunía a los padres y familiares de los neonatos internados.
El objetivo general era acompañar a los padres, facilitándoles elementos y herramientas para enfrentar situaciones traumáticas con el fin que transmitan a su bebé fuerza y esperanza de vida. En ese momento yo era estudiante de Psicología Social y realizaba tareas asistenciales en el Servicio de Neonatología.
Se realizaron 24 reuniones, con registro de 125 firmas de padres, madres y familiares que acompañaban en este difícil proceso.
Comenzamos a trabajar los temas principales (el dolor, los vínculos, la comunicación y el aprendizaje), dando los elementos y herramientas para atravesar su estadía en el hospital.
A través de estas reuniones los padres verbalizaban sus estados y canalizaban sus frustraciones o su alegría ante un parte médico satisfactorio, empezaron a relacionarse entre ellos mismos y acompañarse y a sentir que además estaban acompañado por todo el personal de salud.
Se trabajaba con juegos y ejercicios de relación, momentos a donde todos podían desplegar talentos como dibujar, cantar, etcétera.
Los resultados de estas reuniones fueron más que satisfactorios para esos padres que necesitaban ser escuchados, para sentirse contenidos y poder estar al frente de la incubadora con una expectativa de vida transmitible hacia su hijo. Se le pedía a cada uno de ellos que le transmitieran esperanza a su bebé desde palabras amorosas, que le contaran un cuento o que le entonaran una canción.
En ese encuentro se trabajó con las pérdidas. Padres de mellizos habían perdido a uno de sus bebés, se hicieron presentes su abuela y su bisabuela. Ellas quisieron acudir a este encuentro para contar sus historias de vidan y pidieron ser las primeras para ser escuchadas porque después debían ir al entierro de su nieto.
Ambas, abuela y bisabuela, habían pasado situaciones similares en su pasado, y a pesar del dolor estuvieron presentes y contaron su modo de atravesarlas. Contaron cómo la madre del bebé les había hablado sobre estos encuentros y pensaron que debían acudir a uno. Con todo su dolor agradecieron por el acompañamiento a su nieta, y compartieron que a ellas les hubiera gustado tener ese acompañamiento en su momento.
Esta mamá del bebé que sobrevivió siguió asistiendo a las reuniones y acompañando a las demás madres con mucha fuerza y voluntad para enfrentar el dolor de esa pérdida. Sentía que no había elaborado el duelo de su hijo fallecido, pero aún así debía estar presente para el otro.
Fueron vivencias realmente muy traumáticas y dolorosas.
No solo se vivía el tema actual de su estadía como padres, también salían a la luz sus infancias, adolescencias y hasta su adultez.
Fue destacable cómo los resultados de estos espacios, para cada familia que los transitó, fueron positivos.
Como enfermera y psicóloga social, puedo afirmar que el ser escuchados alivia el dolor, y el proceso traumático que les toca atravesar se vuelve más llevadero.
Por cuestiones de tiempo tuve que dejar de hacer esos encuentros y realmente lo lamenté, sobre todo al encontrarme a diario con los padres.
Cada vez que me veían, me pedían “por favor, enfermera, no deje de hacer esos encuentros”. Y a nosotros también nos hacía mucho bien realizarlos. Ese espacio que ellos solicitaban era muy útil para todos.
Ojalá cada neonatología pudiera tener su espacio para estos padres que tanto necesitan ser escuchados.
Incluso, a raíz de estos encuentros, una de las madres trabaja ahora con una psicóloga relatando su experienca.
Finalmente, como fue dicho en párrafos anteriores, estas reuniones fortalecieron el vínculo, la unión y la empatía entre padres y personal de la salud. Deberían ser una continuidad para estas historias que permanentemente suceden en el sistema de salud. El amor de padres fortalece y hace feliz a nuestros hijos.
Elena Clara Yacque es directora del curso de Océano Medicina “Enfermería y Cuidados Intensivos Neonatales”.
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