En la gestión de cirugías las listas de espera son fenómenos indeseables que surgen producto de un desequilibrio entre la oferta de procedimientos y la demanda quirúrgica de la población. Su presencia se traduce en un impacto directo en la salud del paciente y en falta de solvencia de las instituciones sanitarias para cubrir necesidades. Es por eso que en la actualidad el foco está puesto en la optimización de procesos quirúrgicos. Una de las opciones propuestas, en ese sentido, es darle un mayor uso a los quirófanos y habilitar la práctica de cirugía en horario extendido. ¿Pero, es esto posible?

Debido a que hay pocos datos disponibles, comparar el rendimiento de cirugías en horarios no convencionales con aquellas realizadas en horarios más habituales resulta un verdadero desafío. Pero existe coincidencia en que no deberían surgir impedimentos para tener éxito con algunos procedimientos adecuadamente seleccionados. Todo depende de la capacidad que se tenga para alinear los intereses de los actores que participan en el proceso. Y aquí se incluyen a pacientes, profesionales de la salud, instituciones sanitarias y aseguradoras.

Cirugía en horario extendido: primero la confianza del paciente

En un artículo, publicado recientemente en la Revista Colombiana de Cirugía, se analizan las distintas perspectivas que deben ser tenidas en cuenta durante un procedimiento en horario extendido. El texto lleva la firma en último término del Dr. Luis Carlos Domínguez Torres, especialista en cirugía general y profesor de la Universidad de La Sabana (Colombia).

Allí se comenta que los pacientes que acceden a una cirugía en horario extendido lo hacen por distintas motivaciones: patologías que requieren pronta resolución quirúrgica, síntomas que generan impacto cotidiano, o la incertidumbre en relación a los tiempos de espera para acceder a la cirugía. Consideran que la existencia de políticas de seguridad, y normas de habilitación, aseguran para la cirugía en horario extendido similares resultados que una cirugía realizada en horario convencional.

Para los autores del texto, situarse en la perspectiva del paciente permite cuidar esa confianza. Y mencionan que “una asimetría en la información por acción u omisión del equipo quirúrgico y de las instituciones que atenten contra esta confiabilidad, constituye una falta grave que, ante un resultado adverso, es indefendible desde todo punto de vista”.

Algunos aspectos a tener en cuenta en el equipo que interviene

Durante una cirugía se configura un equipo dinámico, altamente articulado y especializado. En él participan especialistas en cirugía, ayudantes de cirugía, instrumentadores, anestesistas, personal de enfermería, entre otros. Todos conocen y ejecutan su labor dentro normas profesionales, e institucionales, que permiten la realización del procedimiento. Y el resultado obtenido allí debería ser independiente del horario en que se realiza. Pero en la práctica diaria, las condiciones laborales, la rotación del personal, el agotamiento físico y mental que surge al final del día, o la distinta disponibilidad de recursos influyen. Y en definitiva pueden atentar contra el éxito de la cirugía en horario extendido.

Por otro lado, la compensación económica resulta un estímulo poderoso para aquellos profesionales que deciden ingresar a un quirófano en un horario fuera de lo común. Esto lidia con la dificultad de conformar equipos con profesionales recién egresados y carentes de suficiente experiencia. Ellos ponen en juego su mayor capacidad de trabajo y la necesidad de una estabilización económica. “Pero la posibilidad de un aumento en los eventos adversos, asociados a la inexperiencia, debe ser considerada en la planeación de estas cirugías, por ende, la escogencia de los casos y del equipo quirúrgico es determinante en los resultados”, comentan los autores.

El rol de instituciones y aseguradoras

Otros actores vitales del proceso quirúrgico son las instituciones sanitarias y las aseguradoras. Las primeras son las encargadas de la logística que demanda una cirugía en horario extendido. Y generalmente son las principales responsables de absorber el mayor costo que suelen demandar dichos procedimientos.

Al igual que las instituciones sanitarias, las aseguradoras ponen la lupa en la viabilidad financiera de las cirugías realizadas en horarios no convencionales. La demanda permanente de servicios de salud, especialmente en enfermedades quirúrgicas prevalentes, las lleva a hacerlo. Pero también tienen claro que las listas de espera quirúrgicas generan deterioro clínico en los pacientes. Algo que desde su perspectiva se traduce en un aumento en los costos totales a cubrir por la atención del paciente.

Alinear perspectivas en la cirugía en horario extendido

En las conclusiones del artículo se menciona que los programas quirúrgicos en horarios no convencionales necesitan del análisis de determinantes de factibilidad. Y que el disponer de un ambiente seguro para el paciente, el equipo quirúrgico y las instituciones, es un tema que allí no se negocia y debe ser considerado prioritario.

La revisión de la literatura indica que la cirugía en horario extendido tiene argumentos a favor y en contra de su realización. En la práctica diaria algunos centros sanitarios realizan colecistectomías en horarios nocturnos, mientras que en otros sitios se prohíben este tipo de procedimientos.”La realización segura y el éxito de un programa de cirugía en horario no convencional depende de la posibilidad de alinear los intereses de los actores participantes”, concluye el artículo.