La médica especialista en infectología, Luciana Spadaccini, realiza un importante análisis acerca de las últimas investigaciones sobre el tratamiento de la enfermedad.
El 5 de junio de 1981, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC por sus siglas en inglés) informaban sobre una rara forma de neumonía entre jóvenes homosexuales de California. Se trató del primer informe sobre el SIDA (Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida, aunque en ese momento la enfermedad carecía de nombre).
En 1983, un equipo de investigadores del Instituto Pasteur de París dirigido por Françoise Barré-Sinoussi, Jean-Claude Chermann y Luc Montagnier lograron aislar el virus causante del SIDA que luego recibiría el nombre de Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH).
Años más tarde, en 1987, apareció en el mercado el primer fármaco con actividad frente al VIH, la zidovudina (AZT). Sin embargo, estos primeros fármacos, involucraban la toma de muchos comprimidos. Además, tenían múltiples efectos secundarios y su uso no lograba prolongar la vida a los infectados. Es por esto, que en los años ochenta y primera mitad de los noventa, el diagnóstico de VIH era una doble condena. Por un lado, social, ya que el desconocimiento y el estigma de la enfermedad eran terribles. Por otro, física, ya que los tratamientos hasta ese entonces conocidos no lograban mantener con vida a los pacientes infectados.
Todo cambió en 1996. El descubrimiento de nuevas drogas más poderosas y el uso de tres fármacos antirretrovirales combinados dio lugar al tratamiento conocido como terapia antirretroviral de gran actividad (TARGA). El TARGA cambió la evolución de las personas que viven con VIH, transformando una infección, previamente mortal, en una enfermedad crónica.
Nuevas familias de antirretrovirales y su combinación como parte del TARGA han permitido un máximo control de la cantidad de virus en plasma (carga viral del VIH) hasta lograr valores indetectables.
Esto se traduce en una mejoría de la inmunidad, una disminución de la mortalidad e infecciones oportunistas y un aumento en la esperanza de vida en estos pacientes.
Lograr y mantener una carga viral (CV) indetectable permite que las personas que viven con VIH se mantengan saludables. También, ayuda a prevenir la transmisión a otras personas, lo que se conoce como tratamiento como prevención.
Está documentado que la supresión del VIH previene la transmisión del virus de mujeres infectadas a sus bebés recién nacidos. Así como también, la transmisión sexual en parejas serodiscordantes (parejas en las que uno de los dos vive con el VIH y el otro no). Esto último es lo que se conoce como Indetectable=Intransmisible (I=I) y se refiere al concepto de que las personas que viven con VIH que están en tratamiento antirretroviral y con carga viral indetectable no transmiten el VIH por vía sexual a otras personas VIH negativas.
Recientemente, investigaciones realizadas por prestigiosos científicos, entre los que se encuentra el Dr. Pedro Cahn, han demostrado la efectividad de dos drogas (biterapia) tanto para el inicio del tratamiento, como así también para la simplificación de este una vez que se ha logrado la CV indetectable. Disminuyendo, de esta manera, el número de fármacos y la posibilidad de eventos adversos, así como también facilitando la adherencia.
Los antirretrovirales que se prescriben actualmente con mayor frecuencia son combinaciones de varios medicamentos coformulados en una tableta o cápsula que se toma una vez al día. Recientemente, la FDA y la EMA han aprobado el uso de antirretrovirales de acción prolongada, que se administran mediante inyección intramuscular mensualmente o cada dos meses. Estas formulaciones de acción prolongada para el tratamiento evitarán la necesidad de la toma diaria. También, la fatiga a tomar las píldoras, los problemas de absorción oral, así como también podrían colaborar a prevenir el estigma relacionado con el VIH.
Durante estos 40 años, hemos sido testigos de mejoras excepcionales en la prevención y tratamiento del VIH.
Pero, a pesar de todos los avances, según datos de ONUSIDA a nivel mundial (2020) 1,5 millones de personas contraen la infección anualmente. Y 37,7 millones de personas viven con VIH; con datos que muestran que solo el 73% de las personas que viven con VIH tiene acceso al tratamiento y solo el 66% tiene una carga viral indetectable.
Está claro que aún nos queda un largo camino por recorrer y todos los sectores de la sociedad. Gobierno, científicos, médicos y otros grupos de interés, debemos trabajar para dar una mejor respuesta a la pandemia del VIH/SIDA.
'-Nature. -Organización Mundial de la Salud. -Conicet.
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