Un estudio muestra que las mujeres en tratamiento convencional para el cáncer de mama obtienen mejores resultados. Esto sucede si tienen acceso a servicios integrales de salud que incluyan terapias complementarias y de estilo de vida (como consejos sobre nutrición y ejercicio, meditación y apoyo psicooncológico).

“El acceso a los servicios de salud integradores básicos en la atención del cáncer no solo mejora la calidad de vida. También se demuestra que estos servicios elevan la posibilidad de supervivencia”. Declaraciones del coautor del estudio, doctor Wayne Jonas, director ejecutivo de Programas de Salud Integrativa de la Fundación Samueli, Alexandria, Virginia.

El equipo indagó la relación entre la supervivencia de las pacientes y el nivel de participación en los servicios integradores de las instituciones tratantes.

El análisis incluyó 173 mujeres con un diagnóstico reciente de cáncer mamario; tenían unos 51 años y, en el 8%, metástasis. Ellas recibían, en 103 centros, tratamientos convencionales tales como cirugía, quimioterapia y radioterapia.

Tratamientos convencionales

De acuerdo con los oncólogos tratantes, las instituciones ofrecían niveles bajos (25), medios-bajos (26), medios-altos (23) o altos (29) de información y soporte para terapias complementarias. Y, además, de estilo de vida: nutrición, ejercicio, grupos de apoyo, servicios espirituales. También apoyo psicooncológico, masajes, meditación/mindfulness, yoga, acupuntura, terapia musical y artística, reiki o toque curativo y tai chi o qi gong.

Las instituciones con baja puntuación registraron una supervivencia general a cinco años “notablemente” más baja (89%) que las instituciones con un score bajo-medio (96%), medio (96%) y alto (95%), según publica el equipo en Journal of Oncology.

Las mujeres tratadas en instituciones que habían superado el umbral por encima de un score bajo a medio-bajo o más, tenían hasta tres veces más posibilidad de sobrevivir a cinco años que las pacientes de centros con un score bajo.

Los seis servicios básicos son consejería nutricional, asesoramiento sobre ejercicio, apoyo psicooncológico, servicios espirituales, grupos de apoyo y meditación. Journal of Oncology, online, 18 de diciembre del 2021.

Los sobrevivientes de cáncer sedentarios mueren antes que quienes son activos

Los sobrevivientes de cáncer que pasan más de ocho horas al día sentados tienen casi el doble de probabilidades de morir en los próximos años que quienes están inactivos cuatro horas, sugieren nuevos hallazgos.

El análisis de los datos de más de 1.500 sobrevivientes de cáncer también reveló que la actividad física se asoció con un riesgo mucho menor de muerte específica por esta enfermedad, informan los investigadores en JAMA Oncology.

“La combinación de permanecer sentado mucho tiempo y la falta de actividad física fue muy frecuente entre los sobrevivientes de cáncer de EEUU. A su vez, este estilo de vida sedentario se asoció con una peor supervivencia”, dijeron los coautores Chao Cao y el Dr. Lin Yang, de los Servicios de Salud de Alberta en Calgary, Canadá.

“Los mecanismos biológicos exactos no están claros. Pero, los efectos negativos sobre las hormonas metabólicas y sexuales, la inflamación y la inmunidad, son algunas de las principales vías hipotéticas”, dijeron a Reuters Health en un correo electrónico conjunto.

Para observar más de cerca los impactos de pasar muchas horas sentado y con poco ejercicio, los dos investigadores y un colega recurrieron a una muestra representativa a nivel nacional de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición (NHANES) del Centro Nacional de Estadísticas de Salud de EEUU, que ha se lleva a cabo cada dos años, desde 1999.

Encuestas NHANES

NHANES recopiló información sobre el cáncer, incluido el tipo y la edad en el momento del diagnóstico, durante entrevistas en persona.

Se preguntó a los participantes: “¿Alguna vez un médico u otro profesional de la salud le dijo que tenía cáncer o algún tipo de malignidad?” Los que respondieron que sí fueron definidos como sobrevivientes de cáncer. “¿Qué tipo de cáncer era? ¿Qué edad tenía cuando le diagnosticaron este cáncer por primera vez?”, se interrogó.

Los participantes informaron su tiempo total diario sentado y su actividad física en el tiempo libre (LTPA) a través del Cuestionario Global de Actividad Física (GPAQ). Durante las entrevistas en persona, se les preguntó sobre actividades recreativas de intensidad moderada y vigorosa.

Los investigadores definieron LTPA como minutos de actividades recreativas de intensidad moderada más el doble de minutos de actividades recreativas de intensidad vigorosa. Vincularon los datos de NHANES de los participantes con los datos de mortalidad del Centro Nacional de Estadísticas de Salud.

El análisis se basó en datos de 1.535 sobrevivientes de cáncer; el 57% reportó un LTPA de 0 minutos por semana durante la semana anterior (grupo inactivo); el 16% reportó una AFTL de menos de 150 minutos por semana (grupo insuficientemente activo); y el 28% reportó una LTPA de 150 minutos o más por semana (grupo activo).

El 35% informó estar sentado de seis a ocho horas por día y el 25% informó estar sentado más de ocho horas por día. Durante el período de seguimiento de hasta nueve años (mediana, 4,5 años), 293 de los sobrevivientes de cáncer murieron: 114 por cáncer, 41 por enfermedades cardíacas y 138 por otras causas.

Riesgos de muerte

En el análisis multivariable, los riesgos, tanto de muerte por todas las causas (razón de riesgo, 0,34), como de muerte específica por cáncer (HR, 0,32), fueron significativamente menores en las personas físicamente activas que en el grupo inactivo.

Sentarse más, por otro lado, era bastante perjudicial. Sentarse más de ocho horas al día se asoció con riesgos significativamente más altos de mortalidad por todas las causas (HR, 1,81) y muerte por cáncer (HR, 2,27) en comparación con estar sentado menos de cuatro horas al día.

Cuando los investigadores observaron los efectos combinados del tiempo sentado y la cantidad de actividad física, encontraron que los sobrevivientes inactivos e insuficientemente activos que informaron estar sentados más de ocho horas al día tenían el mayor riesgo de morir por cualquier causa (HR, 5.38). Y de cáncer en concreto (HR, 4,71).